jueves, 25 de noviembre de 2010

Corazón

Mi piel se eriza al contacto con la cama de tus labios.
Labios donde el sueño encuentro.
Labios floridos;
-De sus pistilos suenan notas de miel-

Yo me convierto en tu eco.
Tú eres sinfonía;
Yo soy las calles que repiten tu cuerpo.

Entonces, amor mío, eres noviembre nocturno.
-Te conviertes en anhelo tras cada callejón, esquina y morada-

En la adorable encrucijada te encuentro;
Desapareces al primer destello de luna amarga.

Y como una súplica al cielo repito:
-No me despiertes de este sueño dulce enamorada-

Después mi corazón y el tuyo; detenidos.
-Despierto con tu beso en la alborada-

De génesis: nuevo mundo

A veces las lágrimas caían solas a borbotones; tanta belleza no es en vano cuando los raudales brillan tan incisivos en los ridículos funerales.

Y luego -lujosos animales- bestias parecidas a cromáticos cuchillos. Miradas de espadas que cortan los instantes ocupados.

Ellas braman un candor innecesario; se divierten quebrando las continuas cadenas de hermosas sinfonías.

He encontrado la paz del santo bajo la lluvia de fuego al finalizar el mundo, adorables lágrimas de Apolo.

Aquí imagino los nuevos instantes para recuperar el sueño de los ojos condenados.

-¡Ya no destruyan los bosques donde las ninfas de luz suelen bañarse!-

-¿Cuál es el motivo de esta farsa tan grande?-

-No Hay corazón que tal animalidad demande-

-Guarden los cañones por bocas y vuelvan solos a desangrarse-

Vuelvo la cabeza y contemplo la dura ceniza de lo que antes había, y descubro que me he quedado solo ante un maravilloso campo verde y un solo clavel blanco

domingo, 19 de septiembre de 2010

Vicisitudes: Pasión del sureste

Cuando calló la tormenta un silbido quedaba. Golpeando los tambores ennegrecidos por el barro. Siseando las bocas de todos los abandonados. El mundo de la selva los ojos no quitaba.

Fugaz fuego en desfogue de la tierra. Amaranto, los ojos de los leopardos observan. Marcha, color, tierra se conjugan. La palabra, arrebatada en la plomiza lluvia.

Por los montes va un grito que el silencio acompaña. Golpes de claridad en la negra mañana. He visto la gran muralla que en la pantalla se alza, no hay claridad donde la mente se apaga.

-Y mamá ¿Quiénes son esos encapuchados?-, -son el subcomandante y sus asociados-. -¿Por qué luchan los que nada tienen?- -Por los colores arrebatados-. ¡¿Qué es lo que todos merecen?! Una tierra donde seamos hermanos.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Vicisitudes: Pasión nocturna

Y ya iniciado el fuego, seguimos el camino que la llama llevaba. Pólvora de negros sueños. Chispas amarillas que se elevan y disparan, incandescencia pura, sol de luna hasta el amanecer.

En la alborada, el sol cuando se enciende se apaga. Con tanto calor, gotas de riego caen de las puntas de tu pelo. Es día de lluvia en tu corazón y tu cuerpo, atmosfera de la habitación privada.

Nos inmolamos entre sabanas, fatal crimen en la cama. Aún con las complicaciones viviremos para contarlo. Cómplices del delito nos veremos a los ojos en un mismo grito.

Después, la luna quemada, sólo soñaba y sus manos apretaba. Pesadillas, terrores, pasado; mutilados los mundos imaginados, lagrimas bajando por los costados.

Al partirse el medio día, la oscuridad no dio cabida. El fuego sólo se veía apagado. Amantes nocturnos partían cada uno por su lado. No hay ciclo de retorno pendiente, sólo ilusiones en pólvora y sus arrebatos incandescentes.

Amantes en la pira, se toman por las costillas y rasgan las vestiduras. ¡Ventura de los amantes arrojados! Como Dido por Eneas y la espada en sus brazos. Incandescencia pura, sol de luna hasta el amanecer.

martes, 10 de agosto de 2010

Vicisitudes: Eternidad


Te he visto en celebraciones de todos los verdes campos, el amanecer. Sonriendo con el destello y el Sol poniendo en duda el caliente fuego, la brisa...humedad, el atardecer. Y por fin, con tu frío cuerpo entre las mareas desaparecer sin rastro ni estela dejar, el anochecer.

Te he visto entre las masas y todas ellas al explotar tu estima al piso caer. Un largo cabello rubio, incrustado en la frente, en mí piel, me dijo una vez que te había visto ser libre, en la locura creer.

He caído en grandes zanjas de lozanía y desatino. Ardor y peste, conmigo, con ellos y los engreídos. Respirando fuego y tragando viento. Gritando a los cielos más altos desde tan abajo, a ver si así soy escuchado.

Pero no sé si hable por mí, conmigo y sólo yo, solo. No dices ni rompes el pesado aliento de concatenadas candentes cadenas de cobre; envestidas de llamantes olas de fuego. No las quiebras ni apagas con el agua de tus sueños.

Te he visto golpeando los breves pilares de la existencia corroída por un mundo sanguinario y perverso. Arañando la tierra y hierba mientras te arrastras para viajar, al horizonte llegar. Desentrañando el piso y las paredes del hogar, corriendo, ¡gritando! A la virgen ignorar.

Llorando en el fluido espacio de lo nimio y absurdo se me ha visto llegar, zapatear con distorsionados pasos, largo largos de engañosa grandeza. Desquebrajándome al último aliento, como golpe en el pecho o la victoria sin descanso vociferar. Prendiendo lumbre al carrete de pólvora, al cigarrillo a la bomba, al alma y más, aspirando a lo ígneo, a las llamas del tulipán.

Te he visto al final, me he visto al final, se me ha visto al final, nos han visto al final, rompiendo con fortaleza a todo el mal. Captando en un instante la frágil eternidad, tratando de expresar todo en una bella postal, pero ¿Cómo descargar la eternidad en cuadricula, blanca hoja o lienzo? Me veo marcando las palabras en cierzo que se desvanece con el otoño al primer viento. Y volar por los horizontes de tu cuerpo es lo que deseo al final, y como el Sol, viento y mar, quedarme en la electricidad de un solo cuerpo, eternidad.

domingo, 1 de agosto de 2010

Lente viajero


Entre lo verde y ajeno te sigo viendo, sonriendo, gritando. Cuando la naturaleza de “lo puro y bueno” frente a ti se encontraba. Y yo, desde mis ojos extranjeros veo el paisaje que es a su vez visto con maravilla por todos los que no son como yo, y cada año se repite este golpeteo vibrante en el corazón de aquellos; por hoy también en el mío.

Pero ellos están en desventaja, porque lo que he visto ha sido naturaleza a detalle, y lo percibido como cotidiano es sólo una sombra, un empaño en lente gastado por guerra y tragedia, por viejas glorias y clásico hálito.

Así, capto imágenes enteras, se impregnan en la imperfecta película, en la imperfecta fotosensibilidad que mide la mente, capto las hojas doradas bajo el Sol y yo bajo ellas, oscurecido. Cuando los titilantes destellos blancos de agua y los pedazos de piel rojiza sobreexpuesta, encuentro un destino manifiesto alrededor, y todo es captado por mi lente viajero.

martes, 13 de abril de 2010

Poema de todos

Este es el poema de los dulces soñadores,
Es la bandera de los migrantes sin frontera,
Sin pasaporte, visa ni boleto.

Es el poema de los caminantes voladores,
De los que llueven en verano,
De los que esperan la primavera.

Es el poema declarativo,
Es de una guerra eterna,
De una Batalla de Rojiazules tintes.

Es el poema de las noches en vela,
Y de la vela en las noches.
De la amada flama, de los desgraciados soles.

Este es el poema de los solitarios,
De los artistas, de todos.
Los poetas, músicos y pintores.

El poema de las prostitutas y vagabundos
De los perdidos y encontrados,
Es el poema que no lo es.

miércoles, 7 de abril de 2010

Ayer



El eco despierta las emociones de ayer. Sentimientos de pasión y deseo no son más que las palabras trilladas en aquellos recuerdos que no son más de lo que son, recuerdos.

Espero que recuerdes el jardín de ayer; recuerda poner a calentar mi café, mientras yo recojo los retazos de esta alma mía. Demolida por la duda que me ha dado la vida, la vida se declara culpable su señoría y ella se encuentra en el atrio para ser interrogada por los jueces de la locura.
No olvides, ya que me cansé de recordarte las cosas, así que te doy un incentivo mas que nada imperativo para que veas lo que haz hecho y recuerdes. ¡Me lleva el carajo con recordar! Que la palabra no se va y siempre consigue regresar a mi. ¿Será la duda de los besos de ayer que me hace pedir franqueza ante ti y que no olvides las emociones, lo que fuimos y somos y hasta cuando expiremos no llegaremos a ser?

¿Quién soy? Puedo responderte con quien dejé de ser, puedo decirte cuales de mis máscaras están enterradas en el jardín, debajo de tu árbol de naranjas. Puedo decirte que persona ya no esta aquí, tomando en cuenta que somos dos y siempre lo hemos sido. Ambos contra el mundo. Es verdad, no soy el mismo de ayer de anteayer de ante anteayer y remontándonos en la vorágine del insensible tiempo hasta los días ya pasados que necesites. Que necesitarás para ver que no importa quien soy hoy, ya que mañana habré muerto y seré otro.

Te prometo que cambiarás tanto como yo en estas líneas. Mas sin prisa te escribo. Mi persona reflejada en otra carne, otro cabello y otro color en el alma mas no en el sentimiento, tú. Que sé, que el cabello ha de morir mañana, tu piel es el anhelo y esos labios que han robado más besos que los ingleses los templos de Egipto.

Una voz me despertó ayer para decirme algo sobre nosotros dos. Para condenarme y humillarme frente a mi sombra, sombra proyectada en la pared por el espejo que es la luna. Advirtió tempestades y tormentas, un huracán se avergonzaría al ver aquel pronóstico. Seguro se preocuparía al contemplar la posibilidad de nunca llegar a ser peor que la condena de aquella voz. Al escuchar tal declaración, mi sombra y sus compañeras salieron de la habitación, dejándome en suerte propia y sintiendo pena ajena. Entre pánico y desconcierto, tomé una daga y destajé el aire fino e invisible a mí alrededor. Con la cabeza fría y a las 3:14 A.m. me di cuenta que la voz era tu voz, que la tormenta eran reclamos y que la tempestad eran gritos de desesperación. Un minuto después desperté.

¿Te molesta mi amor? Me pregunta mi reflejo, como si yo supiera la respuesta, volteo a verte y veo el mismo cuerpo de ayer, inerte. Ayer en la tarde salí de trabajar. Pintar sueños es algo tedioso después de hacerlo por diez años. Recuerdo que empecé a hacerlo en nuestra cama, sólo para complacerte claro está. Pintar sueños, mimetizar fantasías, actuar desolado, sólo para que llegaras a poblar mi alma de cariños. Nunca sabrás lo difícil que es pintarte el cielo. Ahora el hastío me hace querer pintar mis pesadillas, así el sosiego no tendrá cabida aquí y tendremos el ayer más interesante de mañana.