martes, 10 de agosto de 2010

Vicisitudes: Eternidad


Te he visto en celebraciones de todos los verdes campos, el amanecer. Sonriendo con el destello y el Sol poniendo en duda el caliente fuego, la brisa...humedad, el atardecer. Y por fin, con tu frío cuerpo entre las mareas desaparecer sin rastro ni estela dejar, el anochecer.

Te he visto entre las masas y todas ellas al explotar tu estima al piso caer. Un largo cabello rubio, incrustado en la frente, en mí piel, me dijo una vez que te había visto ser libre, en la locura creer.

He caído en grandes zanjas de lozanía y desatino. Ardor y peste, conmigo, con ellos y los engreídos. Respirando fuego y tragando viento. Gritando a los cielos más altos desde tan abajo, a ver si así soy escuchado.

Pero no sé si hable por mí, conmigo y sólo yo, solo. No dices ni rompes el pesado aliento de concatenadas candentes cadenas de cobre; envestidas de llamantes olas de fuego. No las quiebras ni apagas con el agua de tus sueños.

Te he visto golpeando los breves pilares de la existencia corroída por un mundo sanguinario y perverso. Arañando la tierra y hierba mientras te arrastras para viajar, al horizonte llegar. Desentrañando el piso y las paredes del hogar, corriendo, ¡gritando! A la virgen ignorar.

Llorando en el fluido espacio de lo nimio y absurdo se me ha visto llegar, zapatear con distorsionados pasos, largo largos de engañosa grandeza. Desquebrajándome al último aliento, como golpe en el pecho o la victoria sin descanso vociferar. Prendiendo lumbre al carrete de pólvora, al cigarrillo a la bomba, al alma y más, aspirando a lo ígneo, a las llamas del tulipán.

Te he visto al final, me he visto al final, se me ha visto al final, nos han visto al final, rompiendo con fortaleza a todo el mal. Captando en un instante la frágil eternidad, tratando de expresar todo en una bella postal, pero ¿Cómo descargar la eternidad en cuadricula, blanca hoja o lienzo? Me veo marcando las palabras en cierzo que se desvanece con el otoño al primer viento. Y volar por los horizontes de tu cuerpo es lo que deseo al final, y como el Sol, viento y mar, quedarme en la electricidad de un solo cuerpo, eternidad.

domingo, 1 de agosto de 2010

Lente viajero


Entre lo verde y ajeno te sigo viendo, sonriendo, gritando. Cuando la naturaleza de “lo puro y bueno” frente a ti se encontraba. Y yo, desde mis ojos extranjeros veo el paisaje que es a su vez visto con maravilla por todos los que no son como yo, y cada año se repite este golpeteo vibrante en el corazón de aquellos; por hoy también en el mío.

Pero ellos están en desventaja, porque lo que he visto ha sido naturaleza a detalle, y lo percibido como cotidiano es sólo una sombra, un empaño en lente gastado por guerra y tragedia, por viejas glorias y clásico hálito.

Así, capto imágenes enteras, se impregnan en la imperfecta película, en la imperfecta fotosensibilidad que mide la mente, capto las hojas doradas bajo el Sol y yo bajo ellas, oscurecido. Cuando los titilantes destellos blancos de agua y los pedazos de piel rojiza sobreexpuesta, encuentro un destino manifiesto alrededor, y todo es captado por mi lente viajero.