jueves, 16 de junio de 2011

Luto

Luto by G. Miguel Vélez

Hemos compartido por días el proyecto “Una foto, una historia” y sin duda es un experimento creativo increíble y desafiante. Pero tenemos que aclarar que no podemos desconectar al arte y a la creatividad del mundo real. La siguiente historia es una que no puede ser contada, porque sí existen veces que una foto dice más que lo que uno puede expresar si es que a esta imagen se le entiende.
Esta fotografía titulada “Luto” es una de estas imágenes. Por sí misma pretende encerrar el contexto de violencia en el que nuestro país está sumergido; con todo el amor y la compasión por nuestros muertos, “Cuadernos de Poesía y Cuento” publica esta fotografía que, por sí misma, relata un momento en la historia, un momento de miles de historias.

Luto a photo by G. Miguel Vélez on Flickr.

lunes, 13 de junio de 2011

De cómo Emmanuel convenció a Sofía de limbarle la postia [con todo y laleca]

El absinthe hace añorar al corazón by G. Miguel Vélez

Y ahora damas y caballeros… un diálogo: [Comienza música Jazz, el contrabajo golpea con sus primeras notas el silencio]
**Entra Sofía por el lado derecho; lleva puesto un bikini blanco. Pone una toalla en la tierra, debajo del árbol, se sienta y toma el Sol.**
Sofía: Priesta la combardina que nos alobarta las masturias. ¿Cuál sería la tragracia que nos alejara de tal suerte? Y, si así fuera, ¿galorreríamos a buscarla? Yo no ninitiso, de ninguna manera, que una tragracia así no nos gopellara hasta los tiricuestos pero, siendo hoy la combardina tan perenne, no hay por qué hacernos irrefolladeses carasqueñas en la cajaimaginaria.
**Llega cayendo, desde la izquierda, Emmanuel. Sofía lo mira por un segundo y  después lo ignora. Él se limpia la tierra del pantalón; mira a ambos lados, silba un poco y después se presenta**
Emmanuel: Hola… [repique de platillo]
Sofía: [desaire desaprobatorio]
Emmanuel: Soy Emmanuel, ¿Cómo está?
Sofía: Lo siento, no papurrucheo con balurdos enasecantes como tú.
Emmanuel: Perdón, no la entendí señorita. [repique de platillo]
Sofía: Por lo menos ya encontraste el problema.
Emmanuel: [Cierra los ojos] Oiga… eso sí lo entendí; ya ve como puede hablar como persona normal.
Sofía: Sí quieres encontrarme no busques en lo normal.
Emmanuel: [Entrecierra los ojos, hace mueca de misterio] Usted se hace la interesante nada más.
Sofía: ¡Ya vete martucho prempesteroso! Me estas arruinando la fabia, disfrutaba de la priesta comdardina.
Emmanuel: ¿La priesta combardina? ¿Qué es eso?
Sofía: Combardina: Es la reverberación intramódica y patholúdica de una mañana que, sin duda, merece ser calificada, en grados de poco a muy priesta.
Emmanuel: y ¿priesta?
Sofía: ¿Acaso no sabes nada? Entonces ¿Qué maqhilavanas en aquella cajaimaginaria?
Emmanuel: [silencio]
Sofía: Eso pensé. Ahora, piérdete balurdo, me has aburrido ya suficiente.
**Emmanuel saca una botella de Absinthe y sirve dos copas**
Sofía: ¿Qué es aquello que sacas del lastral?
Emmanuel: Es absinthe, ¿Quieres?
Sofía: Si me va a hacer aguantarte, sí.
**Le sirve una copa al estilo francés**
[Abre música de Edith Piaf]
**Toman dos copas seguidas**
Emmanuel: Sabes, deberíamos de dejar éste pastracho e irnos a limbarnos, yo he sido reconocido por mi manera de limbar con laleca y todo. ¿qué te parece?
Sofía: [Con cara de incredulidad] No podrías limbarme la postia ni aunque lo intentaras… No lo dejaría pasar.
[Emmanuel hace una cara picara] [Suena tango]
Emmanuel: Habrá que hacer el intento.

**Emmanuel se le lanza y se besan…**
Moraleja [Aunque no sea moral]: El Absinthe hace añorar al corazón [cualquier corazón]… y no hay amores imposibles… y no hay finales felices [Este es un final feliz]… y Se acabó. No… ahora sí. Fin.

El absinthe hace añorar al corazón a photo by G. Miguel Vélez on Flickr.

viernes, 10 de junio de 2011

El átomo y su estructura

Geometría Natural by G. Miguel Vélez

Séptimo, que ya tantas veces le había dado de vueltas a la discusión sobre el caos en el universo, aprendió una mañana de octubre que todo lo existente estaba cuidadosamente estructurado. Pero no estamos hablando de un orden arbitrariamente casual en la composición de la cosa, sino de un refinado y muy lógico sistema geométrico que comienza desde lo que Aristóteles llamó el “átomo”. El átomo, como Séptimo bien aprendió en su niñez, deriva de la palabra latina atomum; una derivación posterior del griego ἄτομον; ambas palabras significando “Sin partes”. Es decir: describe un objeto incapaz de ser categorizado fuera de su unidad. Desde el átomo se estructura una cadena geométrica que, en última instancia, provee de figura al objeto.
Séptimo pudo ver con claridad microscópica, como si sus ojos tuviesen lentes que se superponían a voluntad. Descubrió que al romper un objeto geométricamente perfecto, como una baldosa hexagonal, los pedazos restantes se separarían haciendo una figura exactamente proporcional; así como la nieve que, a pesar de ser única, su estructura interna revela una consistencia geométrica perfecta.
De un momento a otro, del caos y el azar del mundo desencantado del siglo XXI pasó a la certeza y precisión del universo cognoscible. Había tanta certeza de que todas las cosas eran la misma, de que todas las cosas estaban exactamente donde debían de estar, que su espíritu se aburrió y lo hizo caer de espaldas bajo el árbol de su jardín.
Antes de perder la vida, tuvo la realización de que el mundo no se había desnudado ante sus ojos, sino que su alma se había aburrido de encontrar su divino secreto y así, recostado, observo al Sol descomponerse a través de las perennes hojas del pirul; aquella imagen fue hermosa y casi por un momento pensó que sobreviviría. 

Geometría Natural a photo by G. Miguel Vélez on Flickr.

jueves, 9 de junio de 2011

Clarisa

I'm a spy in the house of love by G. Miguel Vélez

Primera parte: Nacimiento
Yo también nací. Tuve un creador, alguien que un día me creó desde la materia más inerte. De sus manos me diseñó para arrojarme en el mundo; desnuda y desprotegida vine llegué. Al principio no me entendía, era como si fuera una masa caliente de partes inverosímiles, pero era libre.
Después tuve figura. Pasé de “eso” o “partes” a una de “ellas” y, aunque era menos libre, descubrí la comunidad con mis hermanas. El creador nos quería mucho a todas; a pesar de provenir de la misma fuente, Él siempre nos llamó únicas, “Son lo último, una revolución” decía mientras intentaba encontrarnos un almacén.
Segunda parte: Juventud
“Les falta vida” dijo uno de ellos. El creador se enojó mucho y protestó contra la mirada tan estrecha de aquél, dio la vuelta y nos fuimos indignados a casa. Pero esta situación se repetía, “Ustedes no son visionarios, no saben nada”; después, cuando la situación se fue poniendo más dura, el creador les imploraba por que por lo menos una de nosotras se quedara.
Finalmente, Él tuvo una idea. Como no quería que algún tonto lo hiciera, decidió hacerlo él mismo. Buscó mucho, leía revistas de moda y hacía dibujos en su libreta. Terminó por hacer treinta y dos dibujos a cada uno le puso nombre y firma. A mí me llamó Clarisa.
Me cantaba canciones mientras pintaba mis labios de un rojo purpúreo, como las ciruelas, y delineaba cada cabello con dulzura. Me definí para siempre. Clarisa, complexión delgada, estatura de un metro setenta, cabello castaño y corto, labios rojos y ojos miel.
Tercera parte: Adultez
Aún recuerdo el día que me dejó en el almacén. Besó mi mejilla y se fue. Yo me sentía vacía, como si no pesara nada; regresaba a mi estado original de descomposición y, sin embargo, seguía ahí. No pude evitarlo, me quedé parada, estática viendo como se iba.
Desde entonces he tenido muchos nombres, algunos acomodadores y jefes de compras me han puesto como se les da la gana, otros me ignoraron por completo.  Pasé años mirando a la calle, a través de una vitrina, esperando a que regresara, nunca lo hizo.
El momento decisivo fue cuando cerraron el almacén. Para entonces había perdido las esperanzas y, como si nada, volví al principio. Desnuda y desorientada; desarticulada en partes inverosímiles me llevaron a un mercado de pulgas, ahí me enteré de que más de uno conocía al creador y que había muerto, al parecer era un artista famoso.
Finalmente, una coleccionista de arte y diseñadora de modas me llevó consigo, afirmaba ser gran admiradora de Él y no quería perderse una de sus últimas creaciones existentes. Cuando llegamos a su estudio en el centro, me vistió, me saludó y dijo:
 -Hola, me llamo Clarisa, tu debes ser Clarisa ¿No es cierto? Qué gusto es tenerte en casa de nuevo. Rafael, tu diseñador me habló mucho de ti. Me dijo que el parecido era increíble y ¡Vaya que lo es! Yo era así cuando tenía veinte años. Ahora ya estoy vieja, pero te conseguí por vanidad y por el bello recuerdo de un amigo.-
¿Clarisa? Pregunté pero nadie me escucho. Solté una lagrima, pero ella no la notó. No era tan especial para Él… para Rafael. Sólo era una recuerdo de alguien a quién sí amaba.
Ahora miro por la ventana como en los días que vivía en el almacén, esperando a que se deshagan de mi o a que me quiebre para siempre; recordando que siempre he sido un objeto. 

I'm a spy in the house of love a photo by G. Miguel Vélez on Flickr.

miércoles, 8 de junio de 2011

Dueño de la noche

Noche de fiesta

He visto el lugar llenarse todas las noches, compartir los roces de brazos que se tambalean al ritmo de la música, mi música. Soy el alma invisible que anima esta posada que oscila entre la oscuridad y el púrpura del celofán en los focos.
Tomo una cerveza y miro los cuerpos danzantes; los rituales que permiten a los desconocidos admirarse; los meseros que, como yo, invisibles mueven los hilos de una trama que no es nuestra. Sigo dando pequeños sorbos, subo los tonos y reviento las bocinas mientras, al momento en que el día languidece y la noche se ha apoderado de los corazones, todos se unen en una emoción que se desparrama en carcajadas, llantos y uno que otro brindis.
Es increíble mi poder, es increíble mi invisibilidad. Aunque bien podría sustituirme un reproductor de música, soy necesario porque creo exquisitas mezclas, soy necesario porque mi alma vibra como los tambores, soy necesario porque soy el verdadero dueño de la noche. 

Noche de fiesta a photo by G. Miguel Vélez on Flickr.

martes, 7 de junio de 2011

La espera

Espera by G. Miguel Vélez

Hoy es el día…
Todos los días abría la pastelería a las ocho. Nunca pasaba nada aquí, nada interesante por lo menos. Los clientes llegaban alrededor de las doce y siempre pedían café; entonces corría porque nunca lo tenía listo. Pero eso que era descuido pasó a ser costumbre y ahora es mi pequeño secreto, mi método de tortura invisible.
Me encanta verlos temblar de ansias por la dosis que calmará sus pálidas y ojerosas caras. Como los adictos a la heroína, frotan sus manos y hacen saltar las piernas imaginando la humeante taza que les reavive la conciencia. Yo soy el guardián, me pregunto qué pasaría sí los dejara esperar hasta el delirio.
Muchos de ellos son regulares, esta pequeña pastelería no atrae a clientela irregular, esos prefieren irse a beber a las grandes cadenas, pero los regulares vienen a diario o cada dos días. Algunas veces me divierto pensando ¿Qué pasaría si cerrara repentinamente? ¿Qué tan perdidos se sentirían?
Hoy es el día… sólo hay un cliente sentado en la barra... perfecto, es un regular. Ignacio Ramírez Caballero, ¿Por qué los clientes regulares siempre dicen sus nombres y cuentan sus historias?.. a vece me enerva, no aguanto el parloteo casual. Pero hoy es diferente, hoy Ignacio Ramírez Caballero es el nombre de mi victima… mi primer victima.
Míralo, ahí mandando un mensaje en su teléfono celular, simula estar tranquilo y casual, como si no buscara su dosis; los pedazos de piel grisácea en la curvatura de sus cuencas dicen lo contrario, me hablan y dicen “Tenemos sueño, danos café”. No se lo imagina, no se imagina que no se lo daré nunca.
-Un café por favor- Excelente, empieza a maquinarse la trama –Enseguida, ¿Algo más?- Estúpido error, si pide algo más mi plan no podrá efectuarse de la misma manera, los pasteles están sobre la barra, no tengo excusa para no servirle –No gracias, así está bien- Perfecto.
Han pasado quince minutos. Sus ojos empiezan a estallar del rojo sanguíneo que trae consigo el sueño y el cansancio; ahí esta el tamborileo ¡Oh! Y el movimiento de piernas también. Esto está funcionando a la perfección.
Veinte minutos, se le ve molesto  -Sabes, mejor dámelo para llevar o se me va a hacer tarde para el trabajo- Ingenuo –Sí enseguida sale, disculpa la tardanza- Veintiún minutos, el tiempo está a mi favor.
Treinta, dame treinta y mira cómo se desploma. ¡Sí! Lo he conseguido, se arrastra por los suelos y grita –¡Mi café viejo! ¿dónde está?- no puedo creerlo he logrado una obra maestra. El éxtasis me llena las sienes al ver su desesperación, sí así retuércete… destrúyete en el piso de parquet,  junto a mis hermosas flores.
Un sonido metálico despierta el embelesamiento de mis ojos y fija la alerta de mi conciencia. Hoy es el día… sólo hay un cliente sentado en la barra y no se imagina a dónde me han llevado mis sueños. 

Espera a photo by G. Miguel Vélez on Flickr.

Olvido

Se suponía que ayer debía de tomar la primera foto y contar la primera historia... lo olvidé.

Una foto, una historia

"Una foto, una historia" es una nueva dinámica que utilizaré este mes. Todos los días se publicará un cuento inspirado en una fotografía; esto, por supuesto, tiene tres objetivos:

El primero es ejercitar el músculo creativo.
El segundo es que, ustedes lectores, puedan disfrutar de una pieza literaria al día.
Y el tercero, es parte de un trabajo para mi clase de guionismo, así que me mantendrá a salvo de reprobar.

Sin más que agregar, disfruten.