jueves, 25 de noviembre de 2010

De génesis: nuevo mundo

A veces las lágrimas caían solas a borbotones; tanta belleza no es en vano cuando los raudales brillan tan incisivos en los ridículos funerales.

Y luego -lujosos animales- bestias parecidas a cromáticos cuchillos. Miradas de espadas que cortan los instantes ocupados.

Ellas braman un candor innecesario; se divierten quebrando las continuas cadenas de hermosas sinfonías.

He encontrado la paz del santo bajo la lluvia de fuego al finalizar el mundo, adorables lágrimas de Apolo.

Aquí imagino los nuevos instantes para recuperar el sueño de los ojos condenados.

-¡Ya no destruyan los bosques donde las ninfas de luz suelen bañarse!-

-¿Cuál es el motivo de esta farsa tan grande?-

-No Hay corazón que tal animalidad demande-

-Guarden los cañones por bocas y vuelvan solos a desangrarse-

Vuelvo la cabeza y contemplo la dura ceniza de lo que antes había, y descubro que me he quedado solo ante un maravilloso campo verde y un solo clavel blanco

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